15 de septiembre de 2023
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Cualquier tipo de actividad laboral conlleva una serie de riesgos específicos. Para cada una de éstas el peligro potencial será mayor o menor, en función de la probabilidad de accidente o suceso no deseado y también de la gravedad de las posibles consecuencias que lleven asociados. Desde este punto de vista, tradicionalmente, los riesgos laborales en limpieza no suelen considerarse como excesivamente importantes. En otras palabras, se suele interpretar que las labores de limpieza no conllevan actividades de riesgo elevado, hablando en términos absolutos de peligrosidad.
Pese a esta idea generalizada, se puede comprobar que existen multitud de riesgos que pueden derivar en accidentes de trabajo leves o graves tal y como demuestran las estadísticas de siniestrabilidad laboral del sector de los últimos años. Estas estadísticas nos dicen que la media porcentual de los accidentes de trabajo en los en el sector limpieza, se distribuye de la siguiente manera.
Las caídas en altura originaron el 18 % del total de accidentes del sector. La mitad de ellas, un 9 %, son caídas relacionadas con escaleras, y la otra mitad son caídas no relacionadas con escaleras. El 14 % de los accidentes fueron a consecuencia de sobreesfuerzos y la misma proporción, otro 14 % a causa de caídas al mismo nivel. Los cortes y los pinchazos supusieron el 10 % del total y los golpes en general un 9 % de los accidentes. Además de estos y en menor medida se produjeron también atrapamientos, choques, quemaduras, inhalación de productos tóxicos y electrocuciones.
Pero además de estos riesgos que originan accidentes laborales, tenemos muchos otros que originan enfermedades comunes y enfermedades profesionales. Por ejemplo, los trastornos musculoesqueléticos, que son la causa principal de las bajas laborales del personal del sector. Como todos sabemos las tareas de limpieza son muy repetitivas, realizadas muchas con herramientas manuales, que requieren esfuerzos excesivos y posturas incómodas.
La utilización de productos químicos es otro factor de riesgo importante en el sector, dependiendo el riesgo de exposición de la concentración del proyecto químico y de la forma en que este se utilice.
Y qué decir de los factores psicosociales, en numerosas ocasiones las trabajadoras y los trabajadores del sector de la limpieza lo hacen fuera de horarios normales de trabajo, no formando parte del personal de plantilla. Estos horarios los dejan excluidos de la red social que se establece entre los trabajadores de un lugar de trabajo. No solo eso, en muchas ocasiones sufren además el injusto menosprecio por parte de otros trabajadores o tienen que soportar día tras día, extenuantes jornadas de trabajo contrarreloj, como en el caso de las labores de limpieza en hostelería.
Después lo expuesto, se puede decir que afirmar que la limpieza es una actividad con un reducido nivel de riesgo a lo mejor es algo aventurado.
Como podemos deducir, por el variado catálogo de riesgos laborales en limpieza, las medidas preventivas y las recomendaciones de seguridad para todos y cada uno de ellos, darían para redactar una monografía. No obstante, sí que podemos realizar una serie de recomendaciones de carácter genérico, que sirvan para evitar los actos inseguros en los puestos de trabajo de limpieza.
Así, por ejemplo, para evitar los riesgos relacionados con las caídas a distinto nivel, se aconseja utilizar sólo escaleras portátiles en buen estado y si son de más de 5 metros de longitud tener la garantía absoluta de su resistencia. En este sentido, si los trabajos se realizan a más de 3,5 metros de altura, se realizarán con arnés de seguridad u otro elemento análogo. Por supuesto no se deben usar elementos improvisados como pilas de cajones, mesas o radiadores. Si las escaleras son fijas, se informará de cualquier desperfecto que se observe en ellas, y se mantendrán el perfecto estado de orden y limpieza.
En cuanto a los andamios y las plataformas de trabajo móviles, deberán montarse sobre bases niveladas y resistentes, usarse en los términos que el fabricante de estos establezca y mantenerse en condiciones de orden y limpieza. Respecto a los equipos elevadores, hay que comprobar que están en buen estado, que la carga se reparte en la base de la cesta, respetando el peso máximo recomendado y que no deben usarse cuando las condiciones meteorológicas son adversas.
Respecto a las caídas al mismo nivel, ya que las caídas y los tropiezos suelen ocurrir por la falta de orden y limpieza, la máxima es mantener unas buenas condiciones de orden y limpieza en el lugar de trabajo. No se deben abandonar objetos en los lugares de paso, ni en lugares que no estén destinados a ello. Se deben recoger los derrames y vertidos de líquidos a la mayor celeridad posible, señalizando además la existencia de pavimento mojado. En cuanto a los materiales rotos y los desperdicios se colocarán en los lugares destinados específicamente para ello.
Con relación a la prevención de electrocuciones, se deben usar únicamente equipos eléctricos que no presenten defectos en sus protecciones, ni en el cableado, ni en las clavijas de conexión. Su desconexión debe hacerse tirando del enchufe y no del cable y en caso de avería, se debe informar al jefe de mantenimiento de manera inmediata. Siempre deben respetarse los elementos de protección y los posibles resguardos que dichos equipos tengan.
Existe una gran variedad de productos de limpieza cuya composición química representa una serie de riesgos, derivados de su manipulación, que pueden ocasionar quemaduras, salpicaduras, proyecciones a ojos e inhalación de vapores corrosivos e irritantes.
En lo que se refiere al riesgo derivado de la utilización de productos químicos, esta información está recogida en su etiqueta y se amplía mediante la Ficha Internacional de Seguridad Química (FISQ).
Disponer de la FISQ de los productos utilizados es obligatorio en el sector de la limpieza. Esto permite al empresario establecer procedimientos de trabajo seguros y tomar medidas para el control y reducción del riesgo. También ayuda a facilitar a los trabajadores información y datos complementarios a los contenidos en la etiqueta. Esta ficha debe facilitarse obligatoriamente con la primera entrega de un producto químico peligroso. Se compone de 16 apartados que incluyen la información disponible de acuerdo con las directrices indicadas en la normativa.
Las funciones más destacables de la Ficha de Seguridad es la de proporcionar datos que permitan identificar el producto y al responsable de su comercialización. También proporciona un número de teléfono donde efectuar consultas de emergencia. La FISQ debe informar sobre los riesgos y peligros del producto respecto a inflamabilidad, estabilidad y reactividad, toxicidad, posibles lesiones o daños por inhalación, ingestión o contacto dérmico, primeros auxilios y ecotoxicidad.
Los principales problemas ergonómicos en las tareas de limpieza se derivan de aspectos como la postura, la repetitividad de la tarea, el ritmo de trabajo y las fuerzas aplicadas. Como recomendaciones generales al respecto, están la de utilizar ambas manos en las tareas de limpieza y la de realizar preferiblemente movimientos curvos y continuos a movimientos rectos con cambios de dirección bruscos. No se debe inclinar excesivamente la columna, intentando mantener el cuerpo erguido en todo momento, de esta forma se reparte correctamente el peso de su cuerpo y se evitan deformaciones permanentes de la columna. No se recomienda permanecer demasiado tiempo en la misma posición y cada hora es recomendable realizar movimientos suaves de estiramiento de los músculos.
Respecto a la manipulación de cargas siempre que se pueda hay que utilizar medios mecánicos para su transporte. Si la carga solo puede ser manipulada a mano, se determinará el peso de la carga y según su forma y dificultad de agarre adoptar las medidas oportunas. Hay que aproximarse la carga de modo que el centro de gravedad de ésta quede lo más cerca del centro de gravedad del cuerpo, manteniendo los pies separados y uno ligeramente adelantado al otro para conseguir una adecuada posición de equilibrio. En Esa posición se debe agarrar fuertemente la carga utilizando las palmas de las manos y los dedos, manteniendo los brazos pegados al cuerpo para que sea éste el que soporte el peso. Durante el proceso se debe mantener la espalda recta y la cabeza ligeramente bajada, de esta forma se reduce la posibilidad de lesiones.
Por supuesto, hay que flexionar las piernas y doblar las rodillas para el levantamiento de cargas, para que el grueso del esfuerzo lo hagan los músculos de las piernas y no los de la espalda. Hay que evitar torcer el cuerpo con la carga y si hay que girarse, se deben mover los pies manteniendo el tronco recto frente al lugar de destino de la carga.
Los anteriores sería los riesgos laborales en limpieza y las medidas preventivas generales, que podemos encontrar en la práctica diaria y en la literatura técnica al respecto. Podríamos incluso seguir profundizando en labores de limpieza muy específicos, como son los trabajos verticales. Son trabajos que requieren de una gran especialización por parte de los operarios, con un gran componente de formación y de entrenamiento previo, ya que pueden llegar a realizarse a grandes alturas. También se podría hablar de los riesgos biológicos que la limpieza de determinados lugares pueden suponer, como es el caso de hospitales, facultades de ramas sanitarias o centros de salud, entre otros. Por lo específico del tema, trataremos estos trabajos en otro artículo monográfico.
Lo que hemos querido dejar claro en este, es que los riesgos laborales en limpieza, en las labores normales y diarias que se le asocian, son mucho más importantes y numerosos de lo que generalmente se cree.